Lo institucional sigue pesando

Son días de balance, de recuerdos de un año que termina. El 2009 para el Periodismo tiene una fecha a no olvidar: el 8 de mayo. Ese día un scoop periodístico del Daily Telegraph sobre los gastos abusivos de los diputados británicos hacía temblar los cimientos del Parlamento. Lo interesante es que al publicar su informe el Telegraph se adelantaba a cuatro años de investigaciones, pausadas pero constantes, de la periodista freelance, americana afincada en Gran Bretaña, Heather Brooke.
Brooke había reunido, paso a paso, datos incontestables e incluso había forzado una orden judicial para lograr la publicidad de unas cuentas llenas de subterfugios. Algo que el Telegraph adelantó en mucho menos tiempo, a golpe de talonario y con una cobertura jurídica sólida. Historias como esta permiten sacar conclusiones. Como afirman Leonard Downie y Michael Schudson en “The Reconstruction of American Journalism”, publicado por Columbia Journalism Review, “hay una necesidad no sólo de noticias, sino de salas de redacción”. Tienen razón cuando sostienen que la presentación de informes, análisis, e investigación vienen enormemente facilitados cuando se llevan a cabo “en colaboración en el interior de las organizaciones estables que puedan facilitar la presentación de informes realizados por los periodistas con experiencia, apoyarlos con dinero, logística y servicios jurídicos” para luego presentarlos a un público masivo”. Contra quiénes ven en el periodismo atomizado –blogs, freelance, etc.- la salida de la crisis del Periodismo, estos autores consideran que “la autoridad institucional otorga unas garantías a la labor de las salas de redacción” que sigue estando –hoy por hoy- en la base de su credibilidad e influjo.

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